jueves, 15 de diciembre de 2011

La Walkyria del Metropolitan

En el montaje de El Anillo que el Metropolitan de Nueva York está realizando, hemos asistido a una representación de La Walkyria bastante buena. La escenogarfía es muy lograda a pesar de ciertas críticas a la Cabalgata en el comienzo del tercer acto.

Si hacemos una comparación entre este montaje y algunos de Bayreuth, gana éste por goleada. Si el montaje de Bayreuth resulta extraño o "postmoderno" el del Met es más clásico e inteligible. Teniendo en cuenta que una Walkyria es una doncella ataviada para la guerra, lo que no es de recibo es la versión Bayreuth con unas Walkyrias con cascos y escudos de metacrilato, y  una bata de cuero negro a lo matrix. Es una alegría ver estas Walkyrias con su peto, sus mallazo y su casco alado (que desde la II Guerra Mundial casi había desaparecido).

Ante las críticas que algunos han vertido sobre la representación de la Cabalgata con aquellos toboganes, he de decir que no me parece de lo más estridente que he visto ya que esos toboganes con riendas representaban los caballos alados y el descenso por los toboganes supone el aterrizaje.  Hasta la representación de Wotan es muy lograda con su parche bien colocado el ojo no como en otras ocasiones que hemos visto hasta gafas de sol sin un cristal...

Las representaciones clásicas de las óperas de Wagner son de agradecer para la mejor comprensión de las mismas por parte de gran público y además la estética es más grata para las ojos del  aficcionado sincero a las obras del gran maestro. Con la estética adecuada y el comnocimiento de dos o tres leitmotivaciones cualquiera puede disfrutar con la ópera, en cambio si la estética es extraña, un aficcionado que no tenga muy claro el argumento no se enterará de nada. 

Reclamo una vuelta a las representaciones clásicas, con las posibilidades escénicas que esto puede tener, para una mejor y mayor difusión de la obra del maestro.

Si hacemos un paralelismo eclesiástico esta representación podría ser tildada de "preconciliar", pero la realidad es que la versión tradicional ya sea de Wagner, ya sea de la liturgia romana es mucho más clara y efectiva que las extramonías modernistas que arrastran a la confusión.