martes, 15 de noviembre de 2011

Gutrune en la Ciudad Eterna

Gutrune es la hermana de Gunther, rey de Gibich y a su vez hermanastra de Hagen, el hijo de Alberich el nibelungo. Antes de la aparición de Siegfried en la barca por el Rin, Hagen y Gunther ya se lo dan a Gutrune en matrimonio. Para que Siegfried se enamore de ella, Gutrune le da a beber un filtro amoroso que produce un rápido efecto, Siegfried olvida a Brünhilde y se enamora locamente de la embaucadora gibichunga.
 
Sabemos por Ralph Wiltgen que El Rin desemboca en el Tíber y esta conmixción de aguas produjo el advenimiento de la embaucadora gibichunga a las riveras de la Ciudad Eterna. El advenimiento de Gutrune y sus artes mágicas en filtros ocurrió en los años sesenta y amarró la barca en las bases del puente junto al castillo de Sant'angelo. Una vez que tomó tierra aplicó sus filtros mágicos sobre un concilio que se estaba celebrando y de ahí que se observen unos enamoramientos extrañísimos de la Esposa de Cristo.
 
Gutrune, Gunther y Hagen representan a mundo, carne y demonio; y el filtro de Gutrune produce el más extraño enamoramiento, la Iglesia siempre amiga del contemptus mundi se enamora del mundo de tal manera que parece abandonar a Cristo para entregarse a Satanás. Los cambios de mentalidad que se producen en el seno de la Iglesia Romana son inauditos, conllevan un cambio radical en la docrtina católica, descafeinando la dogmática en favor de un culto hacia el hombre, el humanismo, el error... Gutrune hizo un excelente trabajo con su filtro, el amor de la Iglesia estaba en Cristo y ahora pasó a las cosas terrenas en ella representadas.
 
Si volvemos a la historia de Siegfried, ¿cuándo despierta de la ensoñación del filtro? Tras contar su vida, recuerda a Brünhilde, es ensartado en la lanza por Hagen y en la agonía canta su amor a Brünhilde. Si deseamos que la Iglesia despierte del hechizo del filtro de Gutrune es necesario que vuelva a las cristalinas aguas de su tradición teológica hasta los aciagos días del encantamiento gibichungo. En el caso que nos ocupa la punta de la lanza de Hagen ya está clavada en la espalda, pero todavía no ha despertado del todo. Hay voces que piden revisión de ruta pero el filtro sigue teniendo adormilada a la mayoría. La herida de la lanza de Hagen parece mortífera, está haciendo un gran daño pero cuando la Iglesia vuelva a cantar su amor a Cristo, su verdadero esposo esa herida se cerrará.
 
Los que están bajo el efecto del filtro ven de sobras la herida pero buscan soluciones que suponen una ponzoña mayor, soluciones que dejan de lado la gracia, soluciones que producen una mayor traición a Cristo y un mayor enamoramiento del siglo, que secularizan más a la Iglesia, que cierran los conductos que pueden traerle el remedio, que suprimen el culto a Dios para entronizar la desolación del culto pagano al hombre y al mundo, que destronana Cristo para sentar en su lugar a Satanás. La solución, el único remedio está en restaurar el orden perdido y parafraseando a Gurnemanz en Parsifal podemos afirmar que no hay remedio que sane donde sólo puede sanar la salvación, es decir, la única manera de cerrar esa herida y despertar del filtro es volviendo a la tradición de la Iglesia y restaurando el culto verdadero a la Santa e Individua Trinidad, a través de destruir el sacrílego ídolo del humanismo que ha entronizado al hombre para destronar a Dios.

2 comentarios:

  1. pon algún video de la ópera para ilustranos, parsifal.
    saludos

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  2. Sería interesante, Mr. Parsifal, que cuando mencione algún personaje de las obras wagnerianas, antes de su habitual aplicación mistagógica, indicase: a) A qué ópera se está refiriendo; b) Qué trama rodea al personaje en relación con la ópera de turno; c)aclarar por qué ese personaje no aparece desnudo echando confetti. De ese modo, la plebe rastrera, inmunda y asesinable que desconoce las óperas wagnerianas podrá ser elevada de su anodina estultez.
    Salu2.

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